Sobre el debate político y el debate científico
Tengo un amigo que siempre he admirado como político y por su inteligencia. Tiene una habilidad muy grande para improvisar y crear razonamientos a partir de casi nada, también esta provisto de una ingeniosidad aguda. Sin embargo a pesar de todas estas cualidades, suele debatir con argumentos muy débiles, ayudados por un énfasis de seguridad e ingeniosidad. Quizá para una persona poco documentada sobre el tema debatible, parezca una persona bastante inteligente.
La cosa cambia bastante cuando el debate se hace contra alguien que este un poco más preparado. Cuando se enfrentan dos políticos en un debate, normalmente el ganador será aquel que logre impresionar más a los observadores con palabras adornadas, sin importar que tan cerca de la realidad este lo que dice.
Ahora bien, pasemos a hablar de los intelectuales o científicos. Un debate científico se diferencia del debate político en muchas cosas. En el debate político, como mencionaba anteriormente, se pretende impresionar por medio de la palabra, dejando en segundo término que tan veraz sea la información. En el debate científico, en cambio, resultará ganador el que arme la secuencia lógica más admirable, aclarando que no necesariamente por eso tenga razón.
El problema es cuando se enfrentan a debatir un intelectual y un político. El ganador del debate dependerá del contexto. Si el debate se hace de manera oral, la ventaja es del político. Si el debate es por escrito, la ventaja pareciera ser del intelectual, ya que al escribir difícilmente se le puede dar connotaciones sensibles a las palabras. También depende del público, ya que si es un público conocedor, el político puede verse en aprietos.
Esto no quiere decir que no existan políticos con conocimientos fuertes científicos y que no puedan hacer una formulación lógica elegante, como tampoco que no haya intelectuales con habilidad de oratoria, elocuencia y persuasión. Simplemente estoy generalizando y concluyendo que la habilidad del político al debatir reside más en la emotividad y la del intelectual en la racionalidad.
Para concluir, mi experiencia me dice que este tipo de debates, cuando no es juzgado por nadie, jamás llegan a una conclusión satisfactorias para ninguna de las partes, ambos se retiran siempre creyendo que tienen la razón. En el caso de mi amigo, cuando he debatido con él, normalmente el problema es que el siempre tiene su versión de un concepto y yo tengo el mío. Yo me baso en diccionarios, autores, inclusive el significado etimológico. Y mi amigo se basa en el significado popular o en ocasiones en su propia versión. Ambos somos inteligentes, pero con diferentes enfoques.
La cosa cambia bastante cuando el debate se hace contra alguien que este un poco más preparado. Cuando se enfrentan dos políticos en un debate, normalmente el ganador será aquel que logre impresionar más a los observadores con palabras adornadas, sin importar que tan cerca de la realidad este lo que dice.
Ahora bien, pasemos a hablar de los intelectuales o científicos. Un debate científico se diferencia del debate político en muchas cosas. En el debate político, como mencionaba anteriormente, se pretende impresionar por medio de la palabra, dejando en segundo término que tan veraz sea la información. En el debate científico, en cambio, resultará ganador el que arme la secuencia lógica más admirable, aclarando que no necesariamente por eso tenga razón.
El problema es cuando se enfrentan a debatir un intelectual y un político. El ganador del debate dependerá del contexto. Si el debate se hace de manera oral, la ventaja es del político. Si el debate es por escrito, la ventaja pareciera ser del intelectual, ya que al escribir difícilmente se le puede dar connotaciones sensibles a las palabras. También depende del público, ya que si es un público conocedor, el político puede verse en aprietos.
Esto no quiere decir que no existan políticos con conocimientos fuertes científicos y que no puedan hacer una formulación lógica elegante, como tampoco que no haya intelectuales con habilidad de oratoria, elocuencia y persuasión. Simplemente estoy generalizando y concluyendo que la habilidad del político al debatir reside más en la emotividad y la del intelectual en la racionalidad.
Para concluir, mi experiencia me dice que este tipo de debates, cuando no es juzgado por nadie, jamás llegan a una conclusión satisfactorias para ninguna de las partes, ambos se retiran siempre creyendo que tienen la razón. En el caso de mi amigo, cuando he debatido con él, normalmente el problema es que el siempre tiene su versión de un concepto y yo tengo el mío. Yo me baso en diccionarios, autores, inclusive el significado etimológico. Y mi amigo se basa en el significado popular o en ocasiones en su propia versión. Ambos somos inteligentes, pero con diferentes enfoques.
¬¬
ahora se por que te apodas "entubado".. :P
Posted by aleharo | 9:06 p.m.