La hora de la marmota

Sabemos que existe el conciente, y sabemos que existe el subconsciente descubierto por Freud y quien también nos explica que mientras estamos despiertos la mayor parte del tiempo la pasamos en el conciente sin embargo y no por ello, nuestro subconsciente no se encuentra trabajando de la misma forma, teniendo esto como base, situémonos en el siguiente escenario:

Se encuentran un grupo de personas platicando y de repente alguien pregunta señalando un objeto: ¿qué es eso? Lo siguiente no es mas que una situación de dos personas, la que pregunta y la que pretende contestar. Las dos personas juegan un papel diferente, la persona que pregunta origina de manera conciente una pregunta en base algo que le parece desconocido sobre un objeto llamese color, una forma, altura, y todo lo que puede englobar un “¿Qué es eso?” dejando atras y sin importancia todo conocimiento adquirido para contestarse a si mismo.

La persona que contesta por lo tanto, podría contestar atinadamente a la duda de quien pregunta, o en su caso preguntar a que se refiere, si es al color, a la altura, a la forma. Si la persona contesta de manera atinada a lo que la persona pregunta, no sucede otra cosa mas que evitar que quien pregunta desarrolle un poco el raciocinio e imagine y sea capaz de crear hipótesis sobre lo que le origina su pregunta.

Si la persona que contesta responde a la pregunta “¿Qué es eso?” con la pregunta “¿Qué cosa?” (estando conciente en que la persona quien pretende contestar, tiene un porcentaje muy bajo para poder adivinar a lo que la persona quien pregunta se refiere) lo que provoca es que la persona que pregunta delimite su duda a la forma, al color, a la composición del objeto o lo que sea motivo de crear una duda.

Cuando la persona es capas de delimitar, entonces en ese momento su duda empieza a ser menor, debido a que empieza a aclarar y quitar todas aquellas cuestiones físicas o mentales que envuelven a la principal, que es la que formula una pregunta sobre el objeto.

Por lo tanto cuando nosotros preguntamos “¿què es eso?” muchas veces es producto de no pensar o imaginar delimitando que es en si lo que nos provoca la pregunta, y cuando lo hacemos, la duda disminuye o en ocasiones se anula debido a que al delimitar quitamos todas aquellas cuestiones mentales que ensucian de alguna manera el acercamiento a la respuesta. Por lo tanto se vuelve innecesario preguntarle a alguien mas sobre que es algo, a menos que estemos incapacitados para respondernos nosotros mismos, lo cual en pocas palabras consiste en ir delimitando la duda hasta encontrar lo que realmente nos interesa.

Normalmente como personas tenemos respuestas inmediatas ante un "¿Qué es eso?" porque se ha entendido la naturaleza de ello debido a que en algun momento de nuestras vidas nos hemos visto obligados a preguntarlo y se nos ha contestado con acierto, por lo que ahora sabemos que es mas fácil preguntar que es algo y de esta forma evitamos pensar.