La hora de la marmota

(extracto de un sueño)

Estábamos muy borrachos, pero mona andaba más borracha que yo. Era noche pero aún vendían alcohol en el Oxxo. Nos estacionamos a un ladito donde había un baldío porque no había lugar en el estacionamiento. Y nos bajamos sacando un curon, abrazándonos y tambaleándonos. Entramos al Oxxo y ahí estaba uno de nuestros enemigos, su cara gorda llena de barba y su pelo largo, nos echó una mirada llena de satisfacción y maldad y yo pensé: - no nos puede hacer nada, tenemos un acuerdo de nuestro grupo y el de ellos, así que no nos puede hacer nada.

La mona borracha le dijo al del Oxxo: - dame uno de esos tequilas que tienen limón. El dueño del Oxxo le dijo: ¿De cuales de los que ya vienen preparados? – Si de esos tonto jajajajajaja. Mientras mona hacia su espectáculo y varias personas la veían, yo observaba a nuestro enemigo que seguía sonriendo. Mona y yo estábamos protegidos por el acuerdo... sin embargo... ¿Por qué esa sonrisa? De pronto una idea se iluminó en mi cabeza: - Yo nunca había podido con nuestro enemigo, es mucho mas grande y fuerte que yo, aunque usara todo mi psiquis, apenas lo lograba paralizarlo unos segundos. Si nos mataba afuera del Oxxo, en el baldío, y nos lanzaba por el peñasco, nadie se daría cuenta. Todas estas ideas encajaron perfectamente con su sonrisa y justo en el momento en que mona le daba un trago al tequila.

- Vámonos mona.
- ¿Por qué? – mona me miro sospechosamente.
- Vámonos no hay tiempo.

Salimos del Oxxo y empecé a correr hacia el carro y sentí que mona comprendió también mi temor a pesar del alcohol que fluía en sus venas.

Subimos al carro y no podía encenderlo. Miré hacia el Oxxo y nuestro enemigo venía a toda velocidad y en el trayecto quedo convertido en un lobo enorme. Dio un fuerte golpe en la puerta de mi lado justo en el momento en que el motor encendió. Para este momento ya no sentía nada de alcohol en mi cuerpo y al juzgar por la mirada de mona ella tampoco. Se nos bajó la peda en el instante. Di reversa lo más rápido que pude y cuando aceleré nuestro enemigo-lobo golpeo el cofre del carro con tal fuerza, que el motor del carro murió, seguidamente hizo un movimiento y voltio nuestro carro. Salí por la ventana buscando a mona y la vi a un lado de mi asustada.

El lobo se paró sobre el carro con su mirada y sonrisa de satisfacción, con ese placer de un animal salvaje ante una víctima indefensa. Se precipitó sobre nosotros, y al mismo tiempo que yo use toda la fuerza de mi psiquis para detenerlo y sentir su corazón, sus costillas y sus pulmones, mona uso toda su energía para darle una descarga eléctrica de gran intensidad. Sentí como aplastaba todos sus órganos internos con mis tentáculos mentales y también sentí la concentración de mona para usar toda la energía de su alrededor para carbonizarlo.

El lobo ni siquiera emitió algún sonido solo quedó tendido en el suelo completamente muerto. Mona y yo nos miramos sorprendidos. – ¡Lo matamos! – dije – ¡No puedo creerlo¡ de donde sacamos... esa... mmm. Metimos al lobo en el carro y lo lanzamos del barranco, en el peñasco y cayó al mar. Mona y yo permanecimos varias horas sentados a la orilla del barranco pensado y viendo como las olas chocaban contra las rocas. ¿Qué pasaría si ellos descubrieran que lo habíamos matado? ¿Se rompería el acuerdo entre ellos y nosotros? ¿Empezaría una guerra? Ninguno de los dos dijo algo más, mejor nos fuimos a dormir a nuestras casas.